sábado, 2 de abril de 2011

EL DÍA QUE TE VÍ

Hoy he salido a correr y mirando hacia arriba te ví monumental sobre la ciudad. Fui decidido y te subí con respeto. Hoy he visto un horizonte bello y sereno. He observado la belleza del camino, y sus recobecos. Hoy es el día en el que me fijé en todo lo bueno que tienes, y mientras me fijaba en mis pies doloridos por los pasos, sólo quería seguir para ver hasta donde era capaz de llegar. Hoy es un buen día para mirar hacia dentro y percibir que todos los minutos o metros son igual de importantes. He visto el cielo unirse con el mar y he dado gracias a Dios. He visto a los míos cerca y me he emocionado por tantos momentos juntos vividos. He disfrutado de todos y cada uno de aquellos con los que me crucé. He mirado ojos emocionados, defraudados, ilusionados.


Hoy HE VISTO, y al final de todo me he dado cuenta que no he hecho absolutamente nada porque tú lo has hecho igual SIN PODER VER. Tú eres invidente y yo me he emocionado con tus últimos pasos, con tu sonrisa, con tu saludo a todos los que te aplaudíamos sobrecogidos puestos en pie. Hoy me has demostrado que todo es posible si tienes el pundonor y la ilusión por hacerlo. Tú no has visto nada, y por eso es más grande tu camino. Eres enorme, hoy me has enseñado una lección sin hablarme, sin mirarme. Tú no sabes quien soy, pero a mí no se me olvidará jamás quien eres tú.


Gracias por esta lección. Gracias Jose Ignacio Garrido.





Fuerza y valor.

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