Cuando al comienzaba a practicar este deporte hace poco más de un año, oía hablar de este síndrome que no alcanzaba a comprender. El caso es que ahora que toca apretar los dientes y hacer más horas de entrenos, voy siendo consciente. Y es que es difícil coincidir con gente para entrenar porque cada uno lleva su ritmo de vida, lo que hace que salidas en bici o días de piscina se hagan en solitario con lo que ello supone. Esto refuerza la capacidad de sufrimiento pero puede ser contraproducente debido a que nadie está contigo para ver si haces o no lo que te toca y lo que en un principio era una ilusión, se puede tornar en obligación. No obstabte, siempre pasa algo que te da esa chispa que te falta cuando vas sin fuerza. El otro día mientras hacía unas series de 500 por ejemplo, y cuando no podía más, le tiré una cuerda a un chaval que se preparaba oposiciones y pude acabar lo que a mitad del entrenamiento me parecía imposible. Ayer en bici, más o menos me ocurrió algo parecido. El caso es que me resulta imprescindible, encontrar una motivación que me ayude a ver esto como lo que es, una afición con la que complementar mi día a día.
Bueno, ahora toca seguir.
P.D. Este es el nombre donde está la pista de atletismo de San Javier. No está mal para encontrar un sentido a lo que toque ese día.
Fuerza y valor.
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