Un triatlón completo. Este es el calificativo que después de pensar se me ocurre para el evento de este fin de semana. Un triatlón con mayúsculas. Toda aquella persona a la que le guste este deporte debería marcar en el calendario esta prueba en la que se cuida mucho al triatleta, y se piensan mucho los circuitos. El ambiente que se respira desde que llegamos el sábado es una maravilla, con gente de todos sítios y de toda condición. El día de la prueba nos llevan en un autobús cuando todavía es de noche a 45 minutos de viaje hasta el pantano de Pareja, una laguna de agua dulce con un peñón a un lado y en la que se colocan 3 bollas en forma de triángulo. Los boxes están a un lado, y tras las revisiones de material y las mediciones del PH nos meten a hacer 2 vueltas en esa piscina que era el pantano. Tras la salida del agua, 88 kilómetros de bici en ruta con diversos perfiles, una primera zona más rápida de 8 kilómetros y después, recorrido de sube y baja con algunos puertos cortos que te dejaban las piernas calentitas, para terminar con los 8 kilómetros finales de bajada rápida hasta las pistas de atletismo. T2 y a correr 4 vueltas a un circuito urbano hasta un total de 18.100 metros con una bajada de 1 km con su subida respectiva, y mucha gente en las calles animando el cotarro.
Personalmente me encontré muy animado desde el sábado, cuando llegamos y comenzamos a ver las primeras máquinas, acoples, lenticulares, perfiles y "consumibles humanos". La noche la pasamos en el pabellón unas 15 personas (que durmieron mas bien poco), y tras bajar del autobús ya el domingo, nervios e ilusión a partes iguales. El resto, lo mismo que todas las pruebas: esfuerzo, disfrute, sonrisas y lágrimas.
Todo fue mas fácil porque la compañía fue de nota. Gracias a los dos.
En la prueba masculina ganó el portugués Gomes, mientras que en la femenina se proclamó ganadora (la primera vez que asistía) Ana Burgos, sacándole más de 5 minutos (creo) a la también española Ana Casares.
Fuerza y valor
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