domingo, 10 de julio de 2011

CARTA A UNA VIEJA AMIGA

Después de dos años, vuelvo y sigues nevada, herguida sobre el horizonte, sublime. Parece que nunca me fui de tí, que nunca te dejé de sufrir. Cuando me acerque te diré lo mucho que te he echado de menos, que nunca me he fui y que te recuerdo asiduamente. Eres parte de mí, porque te conozco desde hace mucho. Porque te he compartido con aquellos a los que mas quiero, en el gélido invierno y en el asfixiante verano. Eres grandiosa y cercana. Eres admirada por lo que nos das y respetada por lo que nos puedes llegar a quitar. Hoy es uno de esos días en los que doy gracias por estar aquí, solos tú y yo. Mañana seremos uno. Mañana me pondrás en el sitio que merezco estar, y que espero sea el adecuado. Te respeto por todo cuanto me enseñas. Eres bella e inalcanzable, pero me has demostrado que paso a paso y con constancia, todos los sueños se pueden conseguir. Gracias por estar ahí, y por despertar en mí la ilusión, la lucha, el sacrificio y la alegría.

Mañana te voy a ver, SIERRA NEVADA.



Fuerza y valor.

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