domingo, 4 de octubre de 2009

CAMPANA Y SE ACABÓ

Ayer se puso punto y final a un periodo de aprendizaje y sueños cumplidos. Aprendizaje porque no ha sido poco lo que he podido sacar de las pruebas y compañeros que han compartido este último año junto a mí. Y sueños cumplidos porque me he demostrado a mí mismo que con ilusión y trabajo diario uno es capaz de disputar y acabar una de las pruebas más duras que existen en este país. Se trata del Titán de Cádiz y ahora sí, puedo corroborar todo lo que dicen aquellos que alguna vez participaron en él.

Vayamos por partes. En sí, la prueba no deja de ser un triatlón de media distancia, con una natación de 2.000 metros en un pantano, 90 kilómetros de bici, y 19 a pie. Ahora bien, la esencia de esta prueba es lo extraordinariamente bien que tratan a todos los que estamos allí, desde los días previos hasta los posteriores. ¡Es una pasada!.

Amanece pronto pero con luz debido a que nos metemos al agua a eso de las 9:30, para dejar paso poco después de pasados 30 minutos al comienzo de una guerra sin cuartel contra tus propias fuerzas. Los 90 "preciosos" kilómetros de bici empiezan exigiendo mucho desde muy pronto, puesto que a los pocos más de 3 km (todavía con el gel a medio abrir entre los dientes) ves que la carretera se empina y según el perfíl, eso se va a prolongar 19 km más. Es un puerto largo pero llevadero, que da paso a una bajada rapidísima que lleva a Grazalema y Ubrique. Hasta aquí, todo bien porque hasta el kilómetro 55 no se vuelve a invertir el perfíl en sentido ascendente. Es en El Bosque donde tiene lugar la 2ª subida de 16 kilómetros más dura que la anterior que pone en tu cabeza todo tipo de pensamiento negativo. Se trata de coger un ritmo y seguirlo con constancia. Encumbras y hay un descenso de 3 o 4 kilómetros que da paso a las "Palomicas", un pequeño repecho de 3.100 metros al 12% de desnivel medio con tramos duros de verdad. Como sabes que es el último tramo de subida, lo afrontas con más ganas que fuerza, pero lo subes. Avituallamiento y descenso por el mismo recorrido por donde se subía al principio hasta la presa donde estaban situados los boxes. T2 y a correr los 19 km en circuito que nos lleva hasta Algodonales en una carretera de sube y baja que te dejan las piernas muy tocadas. Hasta aquí podemos considerar que es la carrera, porque lo que viene después es LA GLORIA. Suena música desde lo más alto de Zahara de la Sierra. Escuchas la música y te sabes finisher, lo que te ayuda a subir las últimas rampas que te llevará a la plaza del pueblo donde se sitúa la meta. Como el resto de la carrera, algunas corriendo y otras andando (porque se anda) puesto que hay desniveles que pasarán el 17%. 1, 2 y 3 curvas y aparece una persona que te echa una foto justo en la última curva (o "tornante" según Maurizzio). Tuerces esa calle, y ves gente a los dos lados de un pasillo que tendrá 5o metros, aplaudiendo un esfuerzo de 6:47´ horas, y los oyes animarte mientras que el speaker dice "con el dorsal 260, desde Los Alcázares y perteneciente al Club Triatlón Cartagena, entra en meta Laureano Pérez Caballero". Es entonces cuando todo cobra sentido, cuando se cierra el ciclo y descubres aquello que toda persona ajena a este mundo no puede concebir. Se trata de un reto personal, de demostrarte a tí mismo que eres dueño de tu cuerpo y que puedes hacer todo cuanto te propongas con esfuerzo y constancia. Viene a tu cabeza los madrugones, los malos días, los buenos, tus hermanos, Marina, distintos sitios y diferente gente. Es el día en que luché contra mí mismo y vencí.

Todo lo demás de la prueba... os animo y lo haré siempre, a que lo descubráis porque es IMPRESIONANTE.

Por cierto, 1º y batiendo todos los registros y marcas sector a sector, Ruben Ruzafa con unas escandalosas 4horas y 45´. 2º clasificado fue el campeón en Guadalajara, el portugués Pedro Gómes.

Enhorabuena a José Manuel, a Angel y a Maurizzio que terminaron muy bien este reto.

Fuerza y valor.

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