Vísperas de Navidad. Noche de cena familiar y esta tarde, tengo un rato para estar tranquilo y escribir. ¡Todavía hay gente que no se ha dado cuenta! Hay algo que me provoca quemazón interior cuando me dicen que no me ven capaz de hacer una u otra cosa. ¿Será orgullo? Personalmente creo que no. Es la convicción de que podemos hacer cuanto nos imaginemos siempre y cuando nos preparemos para ello. No hablo de llegar a ser astronautas, o dirigentes supraestatales, sino de lograr alcanzar metas mundanas con la ayuda del esfuerzo y la constancia. Hoy una persona me ha trasladado la inquietud de un conocido que le venía a decir que el ultra es una distancia que me viene grande. ¡Joder! Y se quedan tan anchos. Está claro que podría preparar carreras para competir y quedar algún puesto más adelante, pero no es la filosofía que me lleva a correr. Yo descubrí este deporte bastante tarde, y desde el 2008 hago mis pinos en cualquier prueba que me llama la atención. No lo hago para ganar (porque estoy loco pero no soy tonto), sino porque me motiva la idea de que soy capaz de hacerlo. Y además sé que sufriendo podré conseguirlo. No me importa quien compita, ni si llegaré el último porque yo no corro para ganar a nadie, sino para encontrarme a mí mismo. Corro por la sensación de libertad que me produce recorrer el camino. Además tengo la posibilidad de conocer otros lugares, otras montañas, gente interesante. Aprendo mucho y me apetece seguir aprendiendo. Mis limitaciones me llevan a que en ocasiones el cuerpo me pida un descanso obligatorio, pero no me sucede más que a otras personas. Salgo y corro. Entreno e intento conocerme más a mí mismo. Aprendo a base de errores a costa de intentarlo y fallar, de intentarlo y acertar. Me apasiona este mundo. Siempre busco nuevas sensaciones que para el que no lo hizo nunca le suena a extraño. Me ilusiona casi tanto preparar pruebas, que correrlas, y es que me devuelve a esa juventud en la que todo lo desconocido resultaba inquietantemente estimulante. Yo pienso en que gran parte de la fortaleza la aporta la genética, otra parte importante el trabajo constante y una parte esencial, la motivación. El otro día, hablando con un fisiólogo de la Universidad de Murcia me hablaba de una montañera que está preparando la ascensión el próximo verano del Everest sin oxígeno. Decía de ella que no tenía una condición física excepcional, no tenía las posibilidades económicas que poseen otros montañeros, pero que tenía algo que la hacía especial en ese duro entorno. Tenía una motivación extra que le había permitido no hace mucho, afrontar la ascensión a otra gran montaña en solitario y sin oxígeno. A menor nivel yo me considero dentro de este grupo. El de las personas que creen que puede conseguirse. Agradezco a todos los que dudan de mí que lo hagan porque es una muestra de que se preocupan por mi salud. Nunca sabemos lo que la vida nos tiene preparado y por eso os pido que me dejéis intentarlo, porque en la búsqueda de cada sueño, está la ilusión por vivir. Como dice la célebre frase, Dime que no puedo hacerlo y tendré un motivo más para intentarlo.
Aprovecho este post para desearos un muy Felíz Navidad junto a vuestros seres queridos, estén donde estén.
Fuerza y valor
Aprovecho este post para desearos un muy Felíz Navidad junto a vuestros seres queridos, estén donde estén.
Fuerza y valor