domingo, 10 de julio de 2011

UN DIA PARA EL RECUERDO

Extraordinaria. Así puedo calificar a la II Sierra Nevada Límite, y no se me va a olvidar recomendarla a todo aquel que le guste el ciclismo. Empieza la mañana a las 6 con el sonido del despertador que me tira de la cama del hotel donde hice noche el viernes. Desayuno en soledad en la cafetería y cojo la bici para bajar a Granada en busca del dorsal, percibiendo que va a hacer un día claro y por extensión, caluroso. Llegando a la zona de salida situada en pleno centro de la ciudad, comienzo a ver el gran ambiente que más tarde sería la prueba, con profesionales del Caja Rural, del mundo del ciclismo como Alejandro Valverde o Pavel Tonkov, e incluso de la MTB/Triatlon como Ruben Ruzafa. Veo a gente conocida que saludo para ver si hablando se me va pasando el nerviosismo que me provoca la incógnita de verme ahí metido. Pronto dan la salida neutralizada que nos lleva por Huetor Vega y Monachil al comienzo de un primer puerto exigente con rampas ya desde el principio que se hacen interesantes. Pronto la cosa va quedando clara, configurándose los grupos que a la postre servirían de compañía para el resto del sábado. Yo mantengo una posición ultra-extra-conservadora, acompañado de Antonio que también se "desvirgaba" en una prueba ciclista. Van pasando los kilómetros y la larga subida da paso a una bajada que aún lo es mas por la carretera que sube al veleta donde nos cruzamos con los competidores de la prueba de 50 km y que nos deja a los pies de una subida tendida hacia el alto de Quéntar y Blancares de 20 km de longitud. Paramos en el avituallamiento y allí pierdo de vista a Antonio continuando la marcha en solitario. Bajo con un grupo donde vamos dando relevos a un ritmo que es el mío, pero en La Peza se me queda pillada la cadena y los pierdo. Sigue una pequeña subida en lo que es un bucle que nos da una vuelta para volver a subir desde La Peza a Blancares donde hemos configurado otro grupo compacto que nos sirve a más de uno para no perder fuelle. En lo alto del puerto comienza la carrera, la de verdad, y compruebo que las piernas no van muy pesadas y el cuerpo no está muy cansado. Descenso y hacia el km 114 comienza la gran subida hasta meta con desniveles serios y las "rampas del pánico" de las que todo el mundo hablaba en la carrera a las espaldas del Hotel el Duque. Estamos en el pueblo de Zoncolan (precioso) a cuya salida comienza un descenso corto y peligroso que nos deja en un cartel que reza "a 150 m rampas de +´15%". ¿Eso es mucho o es muchísimo? me pregunto y pronto compruebo que es suficiente para que compañeros de fatiga se sienten en la cuneta teniendo que venir hasta la ambulancia para socorrer a alguno que ya no tenía cuerda para más. Amaga el cuádriceps para montarse, pero al final me da para hacer estos 3 interminables km que no fueron lo más duro de la carrera. Salimos a la nacional y tras unos pocos metros se puede ver en el suelo que ya solo quedan 10 para meta y hago una pequeña parada para cargar los bidones en el último avituallamiento donde mucha gente se lo toma con calma. De aquí a meta me doy cuenta que no voy del todo bien porque las pulsaciones bajan sin que yo pare el ritmo estancándose en 149 ppm cuando el resto de puertos no bajaba de 160 ppm. Pienso que es la altitud y continúo con muy pocas fuerzas en un tramo que parece interminable y por el que en agosto pasarán los participantes de la carrera pedestre "subida al veleta". Al fin todo acaba, y un descansillo me lleva hasta Pradollano culminando una prueba a la que tenía muchísimo respeto y que al final he disfrutado enormemente. Desde aquí, mi enhorabuena a la organización por una prueba muy completa. También mi respeto por Alejandro Valverde que venció en esta prueba y a Ruben Ruzafa que hizo lo propio en la hermana pequeña. Sin lugar a dudas, una experiencia que repetiré algún día.

Foto 1. Junto a Ruben Ruzafa antes del comienzo de la prueba.



Foto 2. Dos buenos compañeros de fatigas. ¡Arriba Huelva!


Fuerza y valor.

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