martes, 14 de febrero de 2012

TODOS TENDRÍAMOS QUE TENER UNO


La verdad es que sí, todos deberíamos tener la oportunidad de tener uno. Desde pequeños son parte fundamental del aprendizaje de un niño, capaces de enseñar, educar, jugar, escuchar, reñir, instaurar valores. Son sin saberlo, parte esencial en la vida de las personas, y nunca dejan de hacernos descubrir ese punto de vista que nos hace girar 180º para buscar de nuevo ese camino que creimos correcto, pero era sin embargo el equivocado. Para mí esta figura ha sido incluso un poco más y me quedo corto si le doy esa parte de padre comprensivo que toleró mucho más de lo que merecía por el bien de otros. Es el espejo donde me gustaría reflejarme, y la piedra en el camino que sirve de acolchado sillón donde reposar con calma un pensamiento inquietante. Dió, da y dará valores profundos y comparte momentos especiales que dan sentido a este caótico mundo material y vanal que nos rodea. Es solo un pilar más de los que conforman mi yo, y creo sinceramente, que todos tendríamos que tener el derecho de tener uno propio. Esta figura es la del hermano mayor, y hoy después de algún tiempo, he dejado de nuevo mi mente en blanco y mientras corríamos, por no sé bien dónde, camino de no sé qué lugar, le escuchaba y veía de nuevo que andaba por tierras en las que no debía moverme. ¿Qué tiene esto que ver con el deporte? Pensarlo bien.

Fuerza y valor

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