Esta mañana, después de dos días de descanso, tenía prevista una salida más o menos larga en la que probar algunas cosas. Por un lado, a correr con frío y probar ropa de abrigo. Por otro, la nueva Camelbak que ha resultado ser muy cómoda (todo un acierto). El despertador no sonó muy temprano (a las 9) pero a esas horas el frío de Albacete era suficiente y en Chinchilla, ya era de escándalo (apenas 2 grados). Dejo el coche en la subida a las antenas y salgo dirección al monte con ritmo cómodo. A los 5 km más o menos está el monumento a la fauna cinegética, y continúo.



Y llego al ecuador de mi salida. Hacia el kilómetro 13, alzo la vista y veo como a dos palmos de mí sale un grupo de maniobras encañonándome con dos fusiles que eran muy parecidos a dos metralletas reales. Con cautela me quito los cascos y les informo "vengo corriendo desde Chinchilla, si molesto me doy la vuelta y me voy". Es entonces cuando me dicen los simpáticos soldados ya con las pistolicas bajadas, que están de maniobras y no saben si yo soy de los malos, y me dejan seguir. Paso entre camiones y soldados (habría cerca de 40 formados en batallones) y continúo hasta que un poco más adelante, un Jeep me ordena dar la vuelta si no quiero terminar metido en harina. Hago lo que me dicen (al fin y al cabo estoy en zona militar) y me vuelvo para Chinchilla.

Vuelvo por donde fuí, pasando de nuevo por el polvorín (que nombre más bonito) y termino mi jornada 2 horas y 47 minutos más tarde, y 31 kilómetros en las piernas.

El total de la semana ha sido de 71 kilómetros, con un salida (la de hoy) que me ha llenado de ánimo para continuar cara a la cita del 12 de diciembre.
Vamos por buen camino.
Fuerza y valor.
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